“Pues lo bello no es más que el comienzo de lo terrible, que todavía soportamos y admiramos tanto, porque, sereno, desdeña destrozarnos.”
R. M. Rilke
De ser cierto esto, no podremos evitar que nuestra concepción de un vivo impulso hacia el arte sea modificada. Se puede buscar lo bello sabiendo que detrás se funde con lo terrible. No hay un límite entre bello y terrible, así como no hay un límite entre Arte y Filosofía. El impulso filosófico nos empuja a abarcar el mundo, nos impulsa a la contemplación sub specie aeternitatis. Arte y Filosofía se funden en su impulso, en su tendencia a ir contra los límites.
Tendencia a consumir lo absoluto. Consumir lo terrible.
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